Teo es un ciudadano peruano, tal vez tenga entre 27 u 28 años quizás hasta 30, creo que nunca se lo he preguntado. Teo trabaja en la esquina opuesta a mi trabajo, en una intersección de dos avenidas importantes y cercana a distintos centros de trabajo, ahí dónde cientos de personas a diario corren, tropiezan, se empujan o se detienen a desayunar en la carretilla de la esquina. Teo es lustrador de calzado.

Lo veo cuando voy a comprar mi pan con algo del desayuno, antes de ingresar a la oficina. Casi dos veces a la semana Teo me lustra los zapatos por un sol la lustrada. He conversado con él muchas veces, viene de Huancavelica y ahora vive en Villa El Salvador. Antes me había contado que vivía en San Cosme. Teo es el único de sus hermanos que vino a vivir a Lima después de terminar el colegio, todos viven en un pueblo de Huancavelica del que me ha dicho el nombre un par de veces pero que siempre he olvidado, mi memoria de limeño centralista no me permite retener esa información valiosa.

Y así como todas las mañanas llego a la carretita de comidas de desayuno compro mi pan con algo y me encuentro también con Teo al lado, limpiando zapatos, lo saludo, algunas veces conversamos cuando toca lustrada.

Una mañana llegué a la esquina y no vi a Teo, me pareció extraño, él me contaba que llegaba todos los días alrededor de las 6:45 am de la mañana para tomar su desayuno e iniciar su jornada, entonces, era muy extraño no verlo ahí chambeando como todos los días. Yo como siempre llegando entre las 8:15 am y 8:30 am, he pensado que para Teo ya debe ser como el mediodía. Al día siguiente tampoco lo vi, al tercer día tampoco, entonces pregunté.

La señora del desayuno me indicó que a Teo lo habían asaltado y lo habían llevado al hospital hacía tres días. Recordé las muchas veces que me contó que se había cansado de vivir en San Cosme pues le habían robado más de tres veces. También que el nuevo lugar al que se había mudado en Villa el Salvador, dónde según sus comentarios, era tranquilo y no pasaba nada. Pasó una semana y Teo ya había sido reemplazado por otro lustrabotas en la esquina, le pregunté si lo conocía y me dijo que no, que había visto la esquina vacía y que por eso se colocó ahí, que el chambea un par de cuadras más abajo. Volví a preguntar por Teo a la señora y me dijo que Teo estaba mal, que no tenía fecha de regreso, que ya no sabía más de él. Teo no vino a la esquina por lo menos en dos semanas.

Un día volvió a la esquina como siempre al lado del otro lustrabotas, con el ojo derecho hinchado y un gran parche lo saludé y le dije ¿Qué te pasó?, me contó que lo habían asaltado por salir más temprano que de costumbre. En la oscuridad de la madrugada unos ladrones que se bajaron con él del micro, pues iba a para tomar otro carro, lo cuadraron y le pidieron lo que tenía. Al que no querer darles nada lo golpearon y él se defendió con relativo éxito, pero finalmente uno de los ladrones tomó un ladrillo y se lo tiró en la cabeza, dándole en el ojo. En el suelo lo patearon y le quitaron su dinero y sus pocas cosas que tenía, excepto sus herramientas de trabajo. Me dijo que casi pierde la vista del lado derecho y que por poco y le fracturan una costilla, además de los moretones que tuvo en todo el cuerpo, estuvo en el hospital tres días y el doctor lo obligó a descansar en su casa por una semana y media, además de ir a sus controles, Teo tiene SIS.

Teo sigue trabajando en la esquina, ya se ha recuperado y está como siempre, lo veo barrer el lugar donde se coloca al terminar su jornada para luego irse a otro sitio a seguir lustrando o a lavar carros en un estacionamiento cercano. Para Teo todo Lima es peligrosa, parece que ningún lugar le es seguro, es pobre y gana poco y encima le roban, no tiene seguro y el SIS le vino de maravilla, sin familia en Lima, tuvo que apoyarse en algún amigo vecino que lo ayudó.

Teo es un ciudadano de provincia que si hubiera tenido una mejor educación hubiera tenido un mejor trabajo, hubiera vivido en un lugar menos peligroso, quizás no hubiera venido a Lima, quizás podría enviar más dinero a sus padres, y un largo etcétera, pero Teo a pesar de todas las circunstancias es un ciudadano ejemplar, pues aún cuando el Estado y la sociedad no le dieron oportunidades y lo colocan en peligro permanente, él sigue trabajando con honestidad en su esquina como todas las mañanas. Seguramente muchos de sus vecinos y los ladrones que lo cuadraron tienen las mismas dificultades que él y hasta peores, por la desigualdad social, por la falta de oportunidades, por la falta de salud, por la falta de educación y otro larguísimo etcétera y creo que con toda razón eligieron el camino contrario al de Teo.

No creo que a Teo le importe mucho si viene un Sheriff extranjero a Lima, o si el ejercito sale a patrullar la ciudad, no le importa las cámaras de seguridad que hayan por doquier, ni tampoco que se instaure la pena de muerte. Teo seguramente al igual que los ladrones que lo tienen como caserito, lo que le hubiera gustado en la vida es tener él y sus padres, una mejor educación, mejores condiciones de vida, mejor acceso a la salud, mejores oportunidades de desarrollo, porque seguramente para él matar a un sicario o encerrar a un choro de por vida, o el incautar miles de toneladas de droga no cambiará en nada su situación diaria, con choros o sin ellos, él seguirá despertándose a las 4:30 am y seguirá buscando un lugar dónde vivir y trabajar tranquilo para mandarle unos soles a sus padres y hermanos.